viernes, 1 de julio de 2011

.El corazón de Bolívar

ASÍ SON LAS COSAS / OSCAR YANES
En aquel incendio las llamas se tragaron para siempre el corazón de Simón Bolívar
Hace muchos años entrevisté en Caracas al historiador colombiano Ciro Vegas Aguilera, autor de un libro que en aquel entonces fue noticia, pues recuerda que el corazón de Bolívar desapareció para siempre.

Vega Aguilera relata con gran fidelidad que Colombia pidió a Venezuela, cuando los restos del héroe, ya plenamente identificados y concluido el acto de exhumación, y se iba de nuevo a cerrar la urna, la reliquia histórica, por cuanto Bolívar era el padre de Colombia; entonces los presidentes de las comisiones quedaron en cruzar entre sí respectivas cartas que legalizaran la petición y entrega de una pequeña urna de plomo donde se encontraban cenizas del corazón y demás entrañas del Libertador y la cual fue depositada de nuevo el sepulcro mientras se resolvía lo pertinente y recibían instrucciones de la presidencia de la Nueva Granada.

La Delegación no consultó a Caracas, pues consideró correcta la posición colombiana y de mutuo acuerdo se le entregó "como debe hacerse entre hermanos" el corazón del padre inmortal, ya convertido en cenizas veneradas, guardado en la Catedral samaria en su segundo sepulcro frente al altar mayor, en un pequeño cofre de plomo, tal y como quedó" certificado por el cronista el día de la exhumación y traslado de su restos mortales a la ciudad que lo vio nacer". Estoy copiando textualmente lo que escribió Ciro Vegas Aguilera en su obra El Corazón del Libertador.

"En este mismo día concluida la fúnebre solemnidad de la exhumación, la comisión colombiana dirigió a la venezolana una nota solicitando que la pequeña urna que contenía el corazón y demás entrañas del Libertador, se dejara en la bóveda en donde estaba, para que la Nueva Granada conservara algo de los restos venerables. Los diputados de Venezuela, a pesar de no estar autorizados por su gobierno para otorgar esta concesión, no dudaron cargar con la responsabilidad de cederla desde luego como lo hicieron".

En la costa neogranadina empez la revuelta entre liberales y conservadores por haberse prohibido una procesión nocturna. La Catedral de Santa Marta fue incendiada, en 1860, cuando allí se dio el grito de guerra para cambiar el sistema de gobierno central por el sistema federal. En ese incendio las llamas se tragaron para siempre el corazón de Bolívar, que en fina caja era guardado en la catedral "en su segundo sepulcro frente al altar mayor, en un pequeño cofre de plomo. Tal y como quedó certificado por el cronista el día de la exhumación y traslado de sus restos mortales a la ciudad que lo vio nacer". Estoy citando textualmente lo que escribió el historiador colombiano Ciro Vega Aguilera, en El corazón del Libertador, un libro que debe ser leído por las revelaciones sensacionales que contiene.

"El día 13 de diciembre de 1860, en horas de la noche, ocupantes de la iglesia salieron combatiendo al amparo de las sombras mientras las llamas consumían como holocausto supremo en el altar del Creador, las cenizas del Corazón del Padre de la Patria".

Así son las cosas
EL UNIVERSAL
viernes 1 de julio de 2011.


ayanes@cantv.net

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