sábado, 15 de octubre de 2011

Tulio Febres Cordero, merideño excepcional

Eumenes Fuguet Borregales (*)
Grande es el legado de quien enalteció el gentilicio emeritense y  venezolano con sus obras, dedicación al trabajo, formador de juventudes, desarrolló con aciertos la prosa y el verso, la narrativa, investigador acucioso, apegado al lar nativo, evoca el paisaje de la cordillera, y su sencilla y cordial gente. Pionero de la gastronomía en Venezuela con su libro “Cocina Criolla” escrito en 1899. Tulio no salió de Venezuela, reúne  las cualidades de un excelente Cronista Oficial, cargo designado en 1935. Nacido en la capital del estado Mérida el 31 de mayo de 1860, hijo de Foción Febres Cordero, descendiente de próceres, con ascendencia coriana a través de Antonio Febres, Alférez Real de Coro, cuya progenie se trasladaría hacia Maracaibo, Mérida y Ecuador, y Doña de Georgina Troconis y Andrade. Sus primeras enseñanzas las recibe en el ambiente familiar y en la Escuela de Varones de Mérida. En 1871 ingresa a la Universidad de Los Andes para seguir los cursos de Latinidad y Filosofía, graduándose de bachiller siete años después. Aprendió y realizó  varios oficios que ayudaron al sustento familiar tales como: zapatería, relojería, tipografía, encuadernación, y pintura. Egresa abogado de la Universidad de Mérida en 1882, profesión que no ejerció; Don Tulio no demostró inclinación hacia la política. Tipógrafo desde los quince años bajo la tutela de Juan de Dios Picón Grillet, obtiene gran habilidad en la preparación de la tinta, corrección de los escritos y la utilización de los pesados rodillos. Sentía pasión por la historia patria  y regional, el periodismo, la lectura, y  la escritura; cual ratón de biblioteca desempolvaba libros para obtener la verdad verdadera, mostrada en importantes artículos publicados en la prensa local y en los periódicos que fundaba, entre ellos: “El Lápiz”, donde publicó “Las Cinco Águilas Blancas” en 1895, “El Centavo”,  “El Billete” y “El Mosaico”. Designado en 1892 catedrático de Historia Universal en la ilustre Universidad de los Andes, laboriosa actividad durante treinta y dos años, que aún jubilado continuó ejerciendo  hasta sus últimos días terrenales. Nombrado vicerrector interino en 1912 y rector honorario en 1936, designado por la presidencia de la República; en todo momento incentivaba a sus alumnos al estudio. Contrae matrimonio con Teresa Carnevali Briceño en 1883, procrearon seis hijos, herederos del calor familiar y virtudes ciudadanas. Don Tulio desarrolló en 1885 una nueva técnica en la tipografía conocida como la imagotipia o arte de representar imágenes con tipos de imprenta, igualmente desarrolla en 1896 la foliografía 1896, la cual reproduce mediante impresión de las hojas de las plantas. Destaca como novelista y cuentista con su estilo sencillo y original; son lecturas obligadas: “”La Conquista de Valencia”, “Vida Provinciana”, y “Don Quijote en América”. Admirador de Bolívar y Páez, sobre éste último opinaba: “Páez entendía la política como el arte de administrar con honradez y sabiduría los intereses públicos, velar por el orden y las buenas costumbres, y proteger todos los derechos que nacen de la libertad”. Referidos a la historia publicó: “El Derecho de Mérida a la Costa Sur del Lago de Maracaibo”, “La imprenta en Venezuela”. Al igual que Arístides Rojas, Tulio Febres Cordero se dedicó a la investigación de las costumbres, tradiciones, creencias y relatos de los pueblos, buscando infatigablemente los testimonios del pasado. La exitosa labor ha sido reconocida en Venezuela y fuera del país con diferentes menciones. La Academia Nacional de la Historia lo designó Miembro Correspondiente, igual distinción recibió de Colombia, Guatemala y Francia; por parte del Papa León XIII una condecoración, España e Italia igualmente le recompensaron la brillante labor. Mantenía su lema: “Por Dios, por la Patria y por la Dama” (es decir la mujer que representa a la familia, al amor  y la virtud). Fallece en Mérida el 3 de junio de 1938. Velado en la Catedral donde monseñor José Humberto Quintero (futuro Cardenal), expresó en elocuentes palabras la vida y obra de este paisano ejemplar. En 1960 se editaron seis volúmenes de sus obras completas; la familia donó sus libros y documentos a la Biblioteca de Mérida para que las generaciones presentes y futuras, lean y admiren el valioso legado de Don Tulio Febres Cordero.

Historia y Tradición

(*) Gral. De Bgda.                                                                                       eumenes7@gmail.com








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