viernes, 17 de febrero de 2012

Bolívar y las mujeres / ASÍ SON LAS COSAS

OSCAR YANES
Al morir su gran amor, María Teresa del Toro, juró no volver a casarse, y cumplió


Esta circulando el libro Bolívar Católico, escrito por mi viejo amigo el sacerdote monseñor Alfonso de Jesús Alfonzo Vaz. Se ha hablado mucho del "Donjuanismo del Libertador" y monseñor relata un episodio de Bolívar poco difundido: se relaciona con una dama de la alta sociedad.

Cuenta monseñor sobre el "donjuanismo del Libertador", lo siguiente: "Puede afirmarse que se trata de una fábula más contra la persona de Bolívar. En efecto, al morir su gran amor, María Teresa del Toro, juró no volver a casarse, y lo cumplió. A los 21 años quedó viudo y libre para otro matrimonio; además galán, muy bien educado, rico y con una enorme fama. No faltaron mariposas que revolotearan buscando ese sol. Algunas llegaron a trastornarse por él. Una carta, sin fecha, sin lugar y sin nombre reafirma esta verdad, pero se llevaron el secreto".

He aquí su contenido:

"¡Señora! Anoche encontré la carta que Vd. ha tenido la bondad de escribirme y tanto me ha dado que pensar. Desde luego que mi primer deseo ha sido el complacer a Vd., en oír cuanto Vd. tiene que decirme; ¿pero de qué servirá esto? (...) En la situación de Vd., de su honor, de su reputación y de su familia, que el de olvidar cuanto ha pasado, que aunque de ninguna consecuencia al fin podría serle a Vd. funesta y a mi deshonrosa. Medite un solo instante los resultados de un mal paso dado por mi o por Vd. Medite Vd. un momento si a mí me fuera permitido otro objeto con respecto a Vd. que el de obtener su mano y medite Vd. un momento si esto podría suceder. No, mi señora, no podría suceder, por razones que Vd. no dejará de penetrar. Así, mi señora... yo ruego a Vd. que se tranquilice que vuelva a su familia aquel reposo, dicha que podría escapársele si todo vuelve a su antiguo estado, así como estaba antes. Si hiciéramos un escándalo, ¿Qué se diría de Vd., qué se pensaría de mí, y qué sufrirán aquellas personas que la conocen y la estiman? En una palabra, no sería Vd. ni yo tan solo los que padeciésemos, sería su honor, su reputación, su familia y sus parientes. Por mi parte, no hay sacrificios que yo no hiciere por tal de verla tan amena como antes.

Y por qué no si Vd. es buena, si Vd. es virtuosa y si conoce que los demás seria sumergirse en un abismo de desdichas que aun se puede evitar. Evitémoslo, pues, y yo prometo no abandonar una casa que amo como mía. Yo iré todos los días como antes, y mi conducta nada cambiará".

Después del fracaso militar en Puerto Cabello, Bolívar le escribe a Miranda: "Sobre mi corazón no manda nadie más que mi conciencia. Esta se encuentra tranquila (...) ¿Qué importa tener o no tener cosas superfluas? Lo necesario nunca falta para la vida. Jamás muere el hombre de necesidad en tierra. Jamás falta un amigo que nos socorra y el socorro de un amigo no puede ser nunca vergonzoso al recibirlo".

El libro es bueno leerlo y meditar, pues muchos conceptos del Libertador se ajustan hoy como anillo al dedo. Felicitaciones al autor de Bolívar Católico.

Así son las cosas.

ayanes@cantv.net
EL UNIVERSAL
viernes 17 de febrero de 2012 12:00 AM

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